NOTICIA DE PRENSA: LOS COLEGIOS LIMITARÁN LA VENTA DE BOLLERÍA Y REFRESCOS
La siguiente noticia apareció recientemente en los periódicos (elpais.com) y contiene datos interesantes sobre la situación actual en España. Sin dramatizar, tratemos de sacar algo positivo de ello, ya que implica a menores que dependen de las decisiones de sus padres, ya que ellos no son competentes sobre su propia alimentación.
El Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas acuerdan un plan para desterrar estos alimentos de los colegios.- La industria denuncia la "criminalización" de sus productos.- Los expertos apoyan la medida, pero creen que falta educación nutricional.
El Gobierno le ha declarado la guerra a las chucherías y los refrescos. El campo de batalla: los centros escolares públicos. Las patatas fritas, la bollería industrial y casi todas las bebidas refrescantes tienen los días contados en las cafeterías escolares y en las máquinas expendedoras de los patios. El Ministerio de Sanidad ha acordado con las comunidades autónomas un plan para desterrar estos alimentos de los colegios, limitar el contenido calórico de los productos que los niños puedan comprar entre clase y clase y unificar criterios para elaborar los menús escolares. Medidas con las que tratan de frenar el aumento de la obesidad infantil, una epidemia que está llegando a niveles alarmantes en España, donde uno de cada cuatro niños padece sobrepeso u obesidad, según los datos de Sanidad. La patología se ha triplicado entre este grupo de población en los últimos veinte años y tiene graves implicaciones: un niño obeso será, con toda probabilidad, un adulto enfermo.
Nutricionistas, pediatras y endocrinos consideran útil el plan del Gobierno. Eso sí, alertan, no servirá de nada si no va acompañado de políticas de educación y formación eficaces. "Los padres pueden mandar a los niños al colegio con una manzana y que luego ellos se compren en el cole una palmera de chocolate, una bolsa de patatas, un refresco... Lo que hay que hacer es educar al niño para que tenga conciencia de lo que come", dice Susana Monereo, jefa de Endocrinología del Hospital de Getafe, quien pone un ejemplo del problema: "Si no, no comerán golosinas en el colegio, algo que está muy bien, pero estarán deseando salir para comerlas. Hoy en día hay que defenderse de la sobrealimentación con tanta fuerza como nuestros antecesores se defendieron del hambre".
Pero el veto no se limita exclusivamente a los refrescos. También se restringirán los demás productos que se puedan comprar en colegios e institutos. Tanto en las máquinas expendedoras como en las cantinas: no podrá haber nada con más de 200 calorías, más de 0,5 gramos de sal, ni, por supuesto, que lleve algún ácido graso trans (excepto los que tienen de forma natural los lácteos o productos cárnicos). Así, casi ningún bollo, bolsa de patatas, galletas (por sanas que se vendan) o aperitivo salado, que se encuentran ahora por doquier en estas máquinas o en las cafeterías, pasan el corte. En el recreo tocará comer, entonces, fruta, bocadillos no envasados -"al estar compuestos de pan mayoritariamente no ofrecen un aporte excesivo de grasas, azúcares y sal", dice Sanidad- o zumos. Y mucha agua. Preferiblemente no embotellada, dice Sanidad.
Un plan que la endocrinóloga Susana Monereo considera "positivo". "Contribuye a frenar el consumo desmedido de este tipo de alimentos hipercalóricos y con escaso aporte nutricional", dice. Monereo, sin embargo, sostiene que aunque son un gran paso, las medidas no son suficientes. "Las acciones aisladas no van a servir para nada, hay que unirlas a la formación y al estímulo del ejercicio. Debería haber una clase especial o integrada en otra en la que se enseñase a los niños a comer, donde aprendan hábitos nutricionales saludables", expone.
Porque el problema que trata de combatir Sanidad no es menor. El 17% de la población adulta y el 13,9% de los niños españoles son obesos, según el Centro de Investigación Biomédica en Red sobre Obesidad y Nutrición (Ciber-Obn). Y las cifras no cesan de crecer. Tanto que la Organización Mundial de la Salud ya ha bautizado esta patología como "la primera epidemia no vírica". Muchos no son conscientes aún de su gravedad. Pero la tiene y mucha. "La obesidad infantil es el problema más serio al que se enfrenta la sociedad moderna. De hecho, es la madre de todas las enfermedades, puerta de entrada hacia prácticamente todas", argumenta Monereo. "Un problema de salud pública grave", según Trinidad Jiménez.
Y es que esta patología suele ir acompañada o derivar en otras, como la diabetes. Otro dato nada desdeñable, esta vez económico: la obesidad representa, según el documento que presentó ayer la ministra de Sanidad, el 7% del gasto sanitario español, unos 2.500 millones de euros.
(ESTA ES LA VERDADERA PREOCUPACIÓN?? El gasto económico puede llegar a ser considerable, pero eso no resta importancia al problema!!!)
Todos estamos viendo como los problemas crónicos de salud están empezando a edades más tempranas. Hace cierto tiempo eran las personas de edad avanzada las que padecían problemas de colesterol elevado, luego fueron las de mediana edad, y cada vez el problema está apareciendo en poblaciones más jóvenes.
La obesidad aparece de forma más frecuente a edades más tempranas. Según el estudio Thao, el mayor y más reciente sobre obesidad infantil, un 6,9% de niños de 3 a 5 años es obeso y el 10,2% tiene sobrepeso. "Un dato preocupante porque los porcentajes crecen a medida que la edad aumenta", dice Gregorio Varela, presidente de la Fundación Española de Nutrición, que junto a varias universidades ha colaborado con el Programa Thao Salud Infantil. Las prisas de los padres, el hecho de que a los niños se les lleva en cochecito a todas partes y la pérdida de habilidades culinarias en familia son algunos de los factores que influyen. También la falta de sueño. Dormir poco es un factor que predispone a la obesidad y el sobrepeso, dice Rafael Casas, Director y Coordinador Nacional del Programa Thao.
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